Sucede ahora, que el color es menos emotivo y más ideal y la materia más delicada que vibrante. En los paisajes, por el contrario, renacidos del natural bajo un fuerte sentimiento de añoranza los valores cromáticos y texturales emergen con impetuosidad arrolladora.
Max Jacob en sus "Consejos a un Joven Poeta" decía que el lirismo es un estado de pensamiento sin pensar, de sentimiento sin sentimientos, presto a alimentar una expresión armoniosa. Consideraba también, que el propio lirismo es la inconsciencia, pero una inconsciencia vigilada. No cabe la menos duda sobre el lirismo que subyace a este poemario de Guerra Calle. Poesía pictorica racial, de alta carga emotiva, que inpregna su realidad y sus calladas vivencias.
Una vigilancia cada vez más sensible ejerce el pintor sobre los derroches de materia, tomando el pulso a su melodía íntima. Igual sucede en las cada vez más delicadas matizaciones del color y el acompasado aquitamiento de los ritmos, sin por ello renunciar a su tensión. Se diría que un tamiz tembloroso pauta en vía ascendente su evolución artística.
Rosa Martínez Lahidalga
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domingo, 24 de febrero de 2013
Emoción de la Tierra, Emoción de Hombre (3)
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